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lunes, 30 de noviembre de 2020

 


Por Lic. Julio Cesar Sánchez Martínez

Economista y Contador.

 

MANIPULACION, DOMINIO Y CONTROL.

 

Grita y te escucharan. Así se promueve una idea, un pensamiento, se propaga una ideología. De esta manera fijamos el pensamiento y que el mundo hable de lo que hablamos y pensamos. De esta manera se divide el mundo mediante la manipulación o atreves del control, proceso que se ejerce de manera deliberada, consiente o no, sabiendo que este proceso va a definir nuestra forma de pensar. La forma como pensamos define el contenido de lo que hablamos, y este nuestros pensamientos, estos a su vez, define nuestro carácter, y el carácter describe la personalidad, reproduciendo un circulo donde cada elemento define lo que hacemos y la forma en la que nos insertamos en el mundo.

 

La forma de pensar y actuar nos divide, nos coloca de un lado o de otro: somos creyentes o ateos; somos capitalistas o comunistas; defendemos un Estado minárquico y condenamos un Estado social; defendemos el mercado y le atribuimos las facultades de único administrador y articulador de las relaciones que se dan en una economía, calificamos el Estado de ineficiente y mal administrador. Asumimos que el mercado es ineficiente para asignar recursos descartando la mano invisible, y por el contrario defendemos al Estado en todas sus capacidades, como ente regulador y productor, como sustituto del mercado en la función de articular la economía.

 

No importa lo que pensemos o la forma en la que actuemos, lo cierto es que pensamos diferente y esto genera y otorga poder a los que definen el sistema, facilita el proceso social y la organización en la que interactuamos facilitando de alguna manera el “buen vivir.”

 

Para organizar la sociedad, el Estado ejerce un sistema de control. Dentro de este articulado surgen conceptos que vamos asumiendo como propios, que nos educan para reaccionar ante determinadas situaciones y vamos normalizando y aceptando situaciones que forman parte de ese proceso de educación o adoctrinamiento.

 

Tras la aceptación de la transformación que se ejerce por medio de la educación como mecanismo de control por un conjunto de instrucciones, el cual, como sistema de organización de la sociedad, se da por un conjunto de instituciones que cobran vida, que nos someten y terminamos aceptando. Este dominio o control lo confiere una norma o una ley, el conocimiento, las tradiciones o cultura. Dominamos y nos dominan; controlamos y nos controlan; educamos y nos educan. Por ejemplo, el Estado utiliza distintos medios: la violencia subjetiva ejercida por el Estado es otorgada por una ley o una norma como mecanismo de represión, bajo el alegato de garantizar del orden y la tranquilidad de la mayoría para lo cual se hace representar por medio de poderes conferidos por el pueblo. Controla la Iglesia por las creencias y los aspectos culturales que poseemos. Ejerce control el maestro sobre el estudiante, el médico sobre el paciente, el padre sobre el hijo, el hermano mayor sobre el menor etc. Todo el proceso de organización dirigido a controlar y dominar se da en cualquier situación y dirección de gobernanza creada. Se da en un sistema de mercado o capitalista bajo el emblema de un Estado social y de derecho bajo la sombra de derecho de propiedad y libertad en un sentido amplio. En un sistema de sociedad colectiva (comunista) dónde no existe un sistema de precio para asignar recursos, y los costos de transacción son cero y la sociedad se gobierna bajo una ideología de colectividad, y nadie se abroga el derecho de propiedad.

 

Este modelo de dominio y control supone una dualidad del proceso: lo bueno y lo malo, libertad y represión, amenaza y recompensa, lo que traduce en un comportamiento y una personalidad esperada. Un ejemplo para explicar todo lo antes expresado y cómo reaccionan las personas, es el tema de los impuestos. El gobierno propone crear un impuesto nuevo. Hablamos de un tema sensible. El pueblo, que ve afectado sus ingresos, sus riquezas y su capacidad de consumo reacciona rechazando toda propuesta impositiva porque le afecta. La oposición, con el propósito de ganar adeptos y simpatía se coloca del lado de los que van a financiar el Estado con los nuevos impuestos, aparece como el salvador proponiendo soluciones alternativas que saben por demás, que no son factibles, pero las propone, el pueblo las hace suyas y las propaga por todos los medios posibles, en tanto el gobierno procura neutralizar a la oposición, convencer a los contribuyentes, y para esto se busca apoyo en un grupo de adoctrinadores que se encargan del proceso de neutralización de las ideas que adversan los propósitos del gobierno, por medio de la difusión de un discurso elaborado con el fin de lograr un efecto anestésico para que el pueblo termine justificando y aceptando los nuevos impuestos.

 

Otro ejemplo son los fondos de pensiones. Se inicia con un discurso basado en que los trabajadores van a ahorrar para su futuro o edad de retiro. Un escenario que se da en un Estado de derecho, pero si estamos en un Estado de garantías, no sería el trabajador el que decida: ¿dónde ahorrar?, ¿cómo ahorrar?, ¿qué monto va a dedicar para garantizar su retiro?, ¿si ahorra o no?, sin embargo, lo que sucede es, que se hace mediante una ley, violentado un derecho definido como sagrado en el texto constitutivo del mismo Estado, definido como una sociedad de derecho y de propiedad. Pero se acepta, y acudimos a aportar para nuestro retiro, y una vez más se violenta el Estado de derecho, cuando se limita el derecho de propiedad colocando trabas de accesos a lo que, por naturaleza y por definición te corresponde, según se hace constar en el texto constitucional que da nacimiento a un Estado de garantías. En el fondo, el trasfondo, lo que se da con los fondos de pensiones, es un proceso mediante el cual se limita la calidad de vida de los ahorristas en lo inmediato y se designa a ricos a administrar nuestras pobrezas. A este proceso de adiestramientos y control es lo que Michel Foucault define como “control, aceptación y normalización”. El poder utiliza relaciones de control que poseen los grupos sociales, que, de algún modo, conforman relaciones o asociaciones de grupos el cual se ejerce para crear sistemas de dominio que permiten funcionar plenamente”. Lo único que en el caso particular viene dado por una norma jurídica. Dentro de ese proceso de normalización terminamos justificándolo todo, y emulando a Nicolás Maquiavelo con aquello de que “el fin Justifica los medios”.